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Balada a la orilla del mar

Cuando se acerca el verano las miradas, los pensamientos y los deseos se dirigen allá donde mitigar el calor, descansar y alejarse de la rutina.
En un país turístico como el nuestro la orilla del mar surge como el lugar más deseado para este periodo. Hay quienes son incondicionales de la playa, tanto para las vacaciones como para acercarse a ella en momentos y días puntuales, mientras que otros prefieren otros destinos. 
Muchos buscan en la playa un lugar en el que pasar unos días, otros se dirigen a ella cada vez que pueden, mientras que hay quienes, por circunstancias diversas, no pueden permitirse el lujo de acercarse y disfrutar de ella.
Aunque hay quienes disfrutan de la orilla del mar durante gran parte del año, es en los meses de verano cuando las playas están en su mayor apogeo, especialmente en los meses de julio y agosto que suelen coincidir con las vacaciones de una mayor número de personas, los más relajados horarios de verano o las vacaciones escolares. 
También es el periodo en el que la orilla del mar está más densamente poblada, con los servicios más masificados y menos espacio para disfrutar con sosiego y tranquilidad.
Cuando se acerca esa época, aquellos que desean disfrutar de la playa se acercan a ella desde la distancia, desde sus recuerdos, los sueños y los deseos. Desde esa intención, para aquellos que buscan la compañía de la playa o los que no, como es mi caso, está dirigida esta publicación.
Te propongo acercarte con distintos textos y músicas a la evocación de la orilla del mar. Nos acompañan textos que nos acercan al mar de Federico García Lorca, Clarice Lispector y Rafael Alberti y músicas de Vivaldi, Heinali y una habanera. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Carlos de Haes, Rompiente de Olas (Lequeitio) (hacia 1872), Museo del Prado
Comenzamos con uno de los poetas hispanos fundamentales del siglo XX, Federico García Lorca, uno de los autores más conocidos y reconocibles del panorama literario internacional cuyo asesinato en plena guerra civil nos privó de uno de los escritores más grandes y enraizados en la cultura popular.
En su segundo poemario publicado, Libro de poemas (1921), un Lorca juvenil en el que aún se observan las influencias del modernismo y del neorromanticismo comienza a mostrarnos la integración de su poesía en los temas y estructuras folclóricos, así como el uso de una métrica ligera cargada de lirismo y sonoridad.
Dedicado a su hermano Paquito y formado por más de sesenta poemas, este libro juvenil muestra su capacidad de evocar emociones como el amor, la añoranza o la pérdida, además de adentrarse en temas más profundos como la muerte.
Nos acompaña en la mirada lejana, desde nuestra propia casa, a la orilla La balada del agua del mar en la que un lejano y risueño mar con sus dientes y labios, formado por infinitas gotas de diversa procedencia, se asemeja a quienes se acercan a él.


La tranquilidad estival del mar y de su orilla contrasta con el agitado estado que presenta en otras épocas.
Amante de la música descriptiva, Antonio Vivaldi nos acerca en muchas obras a temas que tienen similitudes con la pintura. Además de sus famosísimas Cuatro estaciones que vienen acompañadas de poemas descriptivos, Vivaldi llegó a componer hasta cinco conciertos con el título La tempesta di mare.
Publicado en Ámsterdam en 1725, Il Cimento dell'Armonia e dell'Invenzione recoge un conjunto de doce conciertos entre los que están los citados de las estaciones. También se encuentra allí su Concierto para violín y cuerdas RV 253 en Mi bemol mayor, La tempesta di mare (Opus 8, nº 5).


En este breve concierto de apenas ocho minutos de duración nos encontramos con los tres movimientos contrastantes habituales (presto, largo y presto). La descripción que muestra el título se manifiesta con claridad en la primera parte donde encontramos los sonidos que representan el viento y las ondas del mar a través de los trémolos de las cuerdas que muestran ese mar agitado, representándose relajado en el segundo movimiento, antes de regresar al movido presto final.
El enlace que nos acompaña viene complementado con imágenes alusivas a ese mar, ora agitado, ora tranquilo, así como otras relacionadas con el compositor y la publicación de la obra.


Nacida en Chechelnik (Ucrania, 1920), Chaya Pinjasivna Lispector, su casa fue arrasada tras la revolución bolchevique y su madre violada por soldados rusos que le contagiaron la sífilis, naciendo ella a consecuencia de esta violación, pues pensaba su madre que avanzando el embarazo desaparecería la enfermedad.
La familia, con las dos hijas anteriores, emigró a través de Moldavia y Rumanía para establecerse en Brasil. Allí cambiaron sus nombres por otros portugueses, pasando a llamarse Clarice.
Al casarse con el diplomático Maury Gurgel, acompañó a su esposo por distintos países y pudo dedicar su vida a la literatura publicando obras innovadoras que exploraron gran variedad de estilos narrativos marcados por la intimidad y la introspección, acercando la literatura brasileña a las corrientes literarias contemporáneas. Tras la separación de su esposo en 1959 se instaló en Río de Janeiro donde colaboró con algunos diarios para poder tener independencia económica. 
Su primera novela, Cerca del corazón salvaje (1944) obtuvo el reconocimiento del público y la crítica, abriéndole el caminos para obras como La ciudad sitiada, Lazos de familia o La pasión según G. H. En 1976 recibió el Premio Nacional de Literatura de Brasil.

Joaquín Sorolla, Clotilde en la playa (1904), Museo Sorolla
En 1966 un incendio provocado por una colilla mientras dormía le causó graves quemaduras que estuvieron a punto de hacerle perder una mano, cuya movilidad quedó reducida, lo que no le impidió seguir escribiendo y publicando. Falleció con cincuenta y siete años a consecuencia de un cáncer.
Publicada en 1971, Felicidade clandestina (Felicidad clandestina) es un conjunto de relatos que muestran un recorrido perturbador a través de una mujer sobre la realidad que la rodea, mirando con crudeza los espacios y lugares que apenas aparecen en la literatura. Así, encontramos recuerdos de infancia revividos con intensidad, la amistad, las relaciones familiares, la patética sensualidad de una anciana o el descarnado e irreversible paso del tiempo.
Nos acompaña, dentro del volumen Todos los cuentos e incluido en su libro Felicidad clandestina, Las aguas del mundo, un corto relato pero intenso que respira un aire inquietante, el de la experiencia que se siente a flor de piel, desde una mirada penetrante y una lucidez que sólo da la sensación de lo vivido con apasionada vehemencia. Aquí están la mujer y el mar.


Conocido con el nombre artístico de Heinali, Oleh Shpudeiko es un artista interdisciplinar y compositor ucraniano contemporáneo especializado en música electrónica que se basa en sus composiciones en la música antigua, especialmente en la medieval, recreando su homofonía y polifonía a través de un sintetizador modular. 
Heinali utiliza las ideas y las técnicas de los compositores medievales para unirlas con la síntesis analógica y la música generativa para crear composiciones donde confluyen el pasado y el presente, la tecnología y lo sagrado, la Providencia y la contingencia.


En 2020 publicó su álbum Madrigals donde presenta improvisaciones con instrumentos de época sobre texturas polifónicas creadas en un sintetizador, siendo nombrado Álbum contemporáeo del mes por The Guardian y, según un critico, fue «como si Palestrina compusiera música para pequeñas cajas eléctricas con cables de conexión, excepto que son las cajas las que componen música como Palestrina». Con Kyiv Eternal (2023) abandonó esta línea para realizar un homenaje a su ciudad natal bajo el ataque ruso. Ese año la revista neoyorkina MoMa le encargó y estrenó su composición Aves Rubrae (Pájaros rojos), una fusión entre la polifonía medieval y la música de la banda Coil.
En 2024 ha comenzado a trabajar en su obra Hildegarda reimaginando y reinterpretando la música de la religiosa, intelectual y compositora medieval Hildegard von Bingen.
En esta mirada evocando el mar nos acompaña la obra de Heinali Into the sea con un montaje audiovisual filmado y dirigido por Charlotte Trier.



Nacido y muerto en El Puerto de Santa María, Rafael Alberti (1902-1999) es otro de los grandes poetas de nuestro país, miembro destacado de la Generación del 27
Tras trasladarse con sus padres a Madrid con quince años sin poder terminar el bachillerato comenzó a dedicarse a la pintura, dedicándose a la poesía tras el fallecimiento de su padre.
En 1924 publica Marinero en tierra, un poemario escrito durante un retiro en la sierra madrileña debido a una enfermedad pulmonar que le durará toda la vida. El año siguiente fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía por este trabajo.
En la Residencia de Estudiantes de Madrid coincidió con escritores como García Lorca, Vicente Aleixandre o Gerardo Diego entre otros. Desde 1927 comenzó a mostrarse más activo políticamente afiliándose al Partido Comunista y exiliándose tras la guerra en Francia, Chile, Argentina y finalmente Italia. No regresó a España hasta 1977, recibiendo en 1980 el Premio Nacional de Teatro y en 1983 el Premio Cervantes

Claude Monet, Regata en Sainte Adresse (1867), Metropolitan Museum of Art
Marinero en tierra muestre una poesía grácil y leve, cargada de musicalidad y llena de la luz del sur y su mar, profundamente atravesada por la melancolía de quien se siente cercano al mar y a la vez alejado del mismo. También aparecen ecos del romancero y autores como Garcilaso, Gil Vicente, Rimbaud o Verlaine.
En esta publicación dedicada a la memoria del mar nos acompañan varios de los poemas que lo evocan desde la lejanía.  


Si hay una música en nuestro país que evoque al mar, sus viajes de ida y vuelta, su cercanía o la vida de quienes trabajan en él son las habaneras.
De origen cubano en la primera mitad del XIX, la habanera posee un ritmo lento en compás binario, cantada habitualmente y con un ritmo muy concreto: por una parte con corchea con puntillo y semicorchea, o con semicorchea, corchea y semicorchea, y por otra parte con dos corcheas.
Tras su origen cubano llegó a nuestro país de manos de autores como Sebastián Iradier y su habanera El arreglito que fue utilizada por Bizet para su célebre habanera de la ópera Carmen. Poco a poco se fue popularizando en España, siendo frecuentemente compuestas e interpretadas por agrupaciones corales, especialmente en poblaciones costeras, donde llegan a celebrarse certámenes internacionales de habaneras como en Torrevieja (Alicante).

Joaquín Sorolla, Mar en Jávea (1905), Museo Sorolla
Para finalizar esta evocadora publicación sobre la orilla del mar nos acompaña un enlace de la interpretación de la habanera Por el mar con letra de Isabel Pareja y música de Manuel Moreno Buendía a cargo de la Coral Salvé de Laredo dirigida por José Luis Ocejo y que fue grabada para el programa Estudio Abierto de TVE en 1984.
Feliz e intensa evocación de la orilla del mar.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

4 comentarios:

  1. Hola, Miguel, ¡¡¡me ha encantado!!! Me has dado en el gusto totalmente: mar y poesía, ¿hay algo mejor? Sí, estar ahora mismo en el mar leyendo poesía, pero no, estoy bastante lejos, pero bueno..., tu artículo ha servido para emocionarme imaginando el mar. Muy bueno. Gracias.
    Un abrazo. :)

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    1. Me alegra que te haya gustado, Merche. Es el ejercicio y la experiencia de evocar las emociones que nos deja el mar.
      Un fuerte abrazo:-)

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  2. Hola Miguelángel, sin duda Lorca nos dejó versos bellísimos sobre el mar, su poesía profunda y melancólica es un referente lleno de sensibilidad. Un maravilloso post. Un abrazo

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    1. Gracias, Nuria.
      Hasta el relato de Lispector está cargado de poesía, evocando la memoria del mar.
      Un fuerte abrazo :-)

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