expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

Cuando tres no son multitud

Hay conceptos, ideas o expresiones que están asociados a números. El bien y el mal, el yin y el yang, el día y la noche los asociamos con la dualidad y el número dos. Expresiones como A vivir que son dos días, Es un arma de dos filos o Decir dos palabras las tenemos asociadas a este número.
En un dos por tres podemos pasar al siguiente número donde podemos encontrarnos con los tres reyes magos (o Las tres reinas magas de Gloria Fuertes), los tres tenores, los tres mosqueteros, los tres cerditos y obras como Tres sombreros de copa de Miguel MihuraTres ratones ciegos de Agatha Christie o los Tres tristes tigres de Cabrera InfanteAsí, el número tres lo asociamos a distintos títulos y expresiones. 
No voy a tratar sobre las tres uvas que el Lazarillo cogía cuando comía con el ciego cuando habían quedado en tomarlas de dos en dos, sino sobre obras en las que aparecen tres personajes como protagonistas o personajes secundarios.
Es habitual que en distintas obras -literarias, musicales o de otro tipo- aparezcan los personajes de dos en dos. Como tradicionalmente ocurre en la sociedad, estos personajes aparecen en libros y óperas como parejas de enamorados: Romeo y Julieta, Julio César y Cleopatra, Dante y Beatriz o Tristán e Isolda. También como cómplices o compañeros: los insurgentes hispanos Indíbil y Mandonio, Quijote y Sancho o Sherlock y Watson. También entra aquí la categoría de protagonistas y antagonistas como Otelo y Yago, el propio Sherlock Holmes y el profesor Moriarty, Harry Potter y Lord Voldemort o Luke Skywalker y Darth VaderHay multitud de obras en las que se desarrollan historias con estos tipos de personajes. 
En esta ocasión nos acercarnos a novelas y músicas en las que aparecen, a veces como protagonistas, otras como secundarios, tres personajes. Son también muchas las obras en las que encontramos estos tríos sentimentales en las que se tratan las relaciones que se establecen entre ellos. Los triángulos amorosos tienen su lugar en la historia de la literatura, el teatro, la ópera y el cine. Este tipo de historias surgen de la condición del ser humano y parten en muchas ocasiones de historias inspiradas en hechos reales. Pero esa es otra historia y tendrá cabida en otro momento.
En esta publicación te propongo acercarnos a grupos de tres personajes que protagonizan historias literarias y musicales. Nos acompañan obras de Rowling, Mozart, Jane Austen, Puccini, Dumas y un trío de grandes cantantes. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Así, prescindiendo de los triángulos amorosos que no tienen lugar en esta publicación, nos encontramos con que esos tríos no siempre lo fueron así. Los tres hermanos Marx eran cinco al principio, pero Zeppo y Gummo dejaron de aparecer para y se consolidaron los geniales Groucho, Harpo y Chico. A la inversa ocurre con los tres mosqueteros que, con el paso del tiempo serían cuatro al incluirse en ellos el protagonista D'Artagnan. En otras ocasiones, el número es invariable y parte del encanto de la obra como ocurre con las teatrales tres hermanas de Chejov o las televisivas Ángeles de Charlie.

El primero de los tríos de personajes nos lleva a una obra entre infantil y juvenil, en ese momento en el que se establecen lazos de amistad que perdurarán toda la vida o desaparecerán con la llegada de las relaciones amorosas. Reflejan los vínculos de amistad que crecen por primera vez fuera de los familiares, surgidos con los compañeros de colegio o del entorno cercano y suelen ser un momento en el que se crean relaciones intensas en las que se van asentando distintos roles según la personalidad de cada uno de los miembros y el desarrollo de la relación.
Uno de los ejemplos más brillantes y conocidos es el de un fenómeno literario y cinematográfico que arrasó desde los últimos años del pasado siglo y que llevó a la lectura a muchos niños, jóvenes e inclusos sus padres gracias a la obra de J. K. Rowling. Se trata de la serie de Harry Potter en el que se encuentra uno de los tríos de personajes más reconocibles, el formado por el protagonista, Ron Weasley y Hermione Ranger.


Con ese aire todavía infantil que tiene el primero de los libros,  Harry Potter y el cáliz de fuego, te invito a leer el primer encuentro entre los tres protagonistas que se produce en el tren que les lleva por primera vez al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Después de haberse encontrado Harry y Ron antes de montar en el tren y sentarse en el mismo compartimento, aparece la tercera protagonista, en una escena en la que no se crea una buena relación entre ellos.


Aunque la relación entre ellos es tolerada por los tres, no es has más adelante, con motivo de la aparición de un troll en los servicios cuando esta relación se muestra sólida e inquebrantable. Hay momentos en los que se sabe con certeza cuando y por qué se consolida una relación.


Estrenada algo más de dos meses antes de su muerte, Die Zauberflöte (La flauta mágica) es una de las óperas más deslumbrantes y enigmáticas del repertorio. La obra de Wolfgang Amadeus Mozart admite muchas lecturas donde se cruzan la lucha ente el bien y el mal, el cuento infantil, el rito masón con el camino hacia la iluminación, la opera bufa, el oratorio y piezas vocales de una brillantez exquisitas. 
Con un libreto de Emanuel Schikaneder, amigo, compañero masón de Mozart, empresario, intérprete de Shakespeare y el primer Papageno, se encuentra entre las óperas más representadas cada año en lo que va de siglo. Además de los protagonistas Tamino y Pamina, Papageno y su anhelada Papagena, cuenta con los antagonistas Sarastro y la malvada Reina de la Noche. Pero lo que la trae a esta publicación es dos tríos de personajes: Las tres mujeres, al servicio de esta última y los tres muchachos.


Se señala que Mozart incluyó en varias ocasiones el número tres en esta obra como parte de la simbología masónica. Además de estos personajes, la obertura se inicia con tres acordes que suponen la llamada de atención para iniciar la ceremonia.
Después de avisar a Tamino y Papageno que serán guiados por tres muchachos sabios, estos aparecen al final del primer acto para pedirles paciencia, silencio y perseverancia. En la siguiente presencia de los tres muchachos en el Acto II descienden de las alturas para interpretar Seid uns zum zweiternmala willkommen (Por segunda vez os damos la bienvenida) preparándolos para la prueba que se les avecina, mientras les devuelven la flauta mágica a Tamino y el carillón a Papageno. Curiosamente, además de su carga simbólica, son tres niños los que aconsejan a los adultos sobre cómo deben actuar y comportarse.


La interpretación corre a cargo de Ludwig M., Philip M. y Matthias H., pequeños grandes cantantes de los que se preserva el apellido con L'Orchestre de l'Opera National de Paris, la presencia silente de Piotr Beczala como Tamino y Detlef Roth como Papageno y la dirección de Ivan Fischer en una representación que se grabó en la Opéra National parisina en 2001. 


Después de personajes amigos y cercanos a la infancia, te presento otro grupo de tres tipos de personajes: los hermanos. Entre ellos se establecen relaciones desde el nacimiento en las que se muestran tanto pautas comunes procedentes de la educación en el entorno familiar como las diferencias en el carácter individual. A esto, se suman los roces y afinidades consecuentes con la convivencia.
Un ejemplo de estas relaciones entre hermanas lo podemos encontrar en una de las obras más conocidas de Jane Austen, Sense & Sensibility (Sentido y sensibilidad). La escritora inglesa dibuja con delicadeza e ironía las rígida sociedad inglesa de su época en las que la elección de marido es prácticamente la única opción para la mujer. La historia nos acerca a una viuda y sus tres hijas, las hermanas Dashwood, Margaret, Elinor y Marianne, centrándose en estas dos últimas, de carácter diferente y antagónico por momentos, que muestran las opciones ante la sociedad y el camino que anhelan tomar: el sentido común y la sensibilidad que suponen las dos formas de afrontar el futuro.
El texto que nos acompaña nos acerca a una de las veladas que se realizaban en la época en la que las Dashwood, madre e hijas, reciben a Edward Ferrars, uno de sus vecinos relacionado con Elinor. En la escena, Jane Austen muestra el carácter de las hermanas, sus relaciones entre ellas y sus diversos puntos de vista.




Además de los dobles tríos de La flauta mágica con las mujeres y los muchachos, hay otro trío aún más particular en la ópera póstuma de Giacomo Puccini, Turandot. Esta obra, que también ha tenido su lugar en varias ocasiones en este blog, es lo que vulgarmente podríamos llamar un cuento chino. Se trata en efecto de una obra en forma de cuento oriental a partir del drama de Carlo Gozzi y la versión que realizó Friedrich von Schiller del que escribieron el libreto Giuseppe Adami y Renato Simoni. 
En la historia de Turandot, la Principesa di gelo y su pretendiente de nombre desconocido aparecen tres ministros, Ping, Pang y Pong. En sus cartas, Puccini los nombraba como maschere (máscaras), como si fueran personajes de la commedia dell'arte. Aunque en los primeros esbozos de la ópera aparecían como los marginados de la leyenda china, acabaron convertidos en chinos sin perder el carácter de la tradición italiana, moviéndose siempre de tres en tres, como payasos o marionetas, interrumpiéndose unos a otros, completando sus pensamientos y frases y apareciendo siempre como un elemento grotesco que hace de contrapunto al drama.
De entre las varias apariciones que tienen a lo largo de la ópera te acompaña parte de la intervención que tienen al comienzo del Acto II. En el trío Ho una casa nell'Honan (Tengo una casa en Honán) los tres ministros añoran cada uno su lugar de origen y muestran su deseo de dejar su cargo y volver allá. Se trata de un terceto con tintes melancólicos en el que se reflejan las características que les acompañan durante la obra. 
La interpretación de este trío de Ping, Pang, Pong está a cargo del barítono Vinicius Atique y los tenores Geilson Santos y Giovanni Tristacci en una representación que se llevó a cabo en octubre de 2018 en el Theatro Municipal de São Paulo. Los subtítulos están en portugués, por lo que puedes seguir el argumento de este trío con facilidad.


Aparte de esas relaciones que se establecen entre niños y jóvenes antes de entrar en otra etapa y las que se producen entre hermanos o hermanas, hay otras que se crean a partir de relaciones en la edad adulta por motivos de trabajo o aficiones comunes. En algunos casos suele ocurrir que tras un tiempo de estrecha amistad, cada uno de los componentes tome un camino diferente en su vida.


Basado en un personaje histórico, Gatien de Courztilz, señor de Sandras, un antiguo mosquetero, publicó Memorias de Monsieru d'Artagnan en 1700. A partir de esta obra, Alexandre Dumas escribió una de esas obras que mezclan personajes históricos con algunos anacronismos y personajes ficticios provistos de un gran carisma  para crear una de las novelas de capa y espada que se ganó a los lectores desde su publicación, que se realizó por entregas en el periódico Le Siècle entre marzo y julio de 1844.
Los tres mosqueteros y sus continuaciones Veinte años después y El vizconde de Bragelonne muestran las aventuras del gastón D'Artagnan y los tres mosqueteros Athos, Porthos y Aramis durante el reinado de Luis XIII con el cardenal Richelieu como primer ministro antagonista y el señor de Tréville como jefe de los mosqueteros.
Estos tres mosqueteros a los que se une el joven D'Artagnan desarrollarán sus aventuras hasta que cada uno tome un camino diferente según sus ideas y aspiraciones.
Tras haber conocido el protagonista a cada uno de sus próximos compañeros y quedar citado para un duelo con cada uno de ellos el mismo día, en el mismo lugar y con una hora de diferencia, llegan a resolver sus diferencias y formar un grupo con uno de los lemas más famosos de la historia.
El texto que te acompaña recoge el momento en el que entregan al casero de D'Artagnan a las autoridades y  el grupo exclama por primera vez este lema.


Si el trío anterior desarrolla su amistad durante sus años de trabajo en el cuerpo armado del señor de Treville antes de encaminarse cada uno de ellos a un destino diferente, el último trío que nos acompaña surgió de forma casi inversa.
Triunfadores profesionales cada uno en su carrera, llenaron los teatros de ópera de todo el mundo antes de unirse para una serie de conciertos que acabaron prolongando debido al éxito que obtuvieron. Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y Josep Carreras se unieron como Los tres tenores cuando eran leyendas de la ópera y no tenían nada que demostrar. Tras varias temporadas llenando auditorios y espacios diferentes a los teatros de ópera habituales, cada uno de ellos siguió su camino.

Grabado de Juan Serra y Pausas para Los tres mosqueteros
Finaliza esta publicación sobre tríos de personajes con la interpretación de una de las canciones más emblemáticas de la música de Nápoles. Se trata de O sole mio, una canción compuesta en 1898 por Eduardo di Capua a partir de un texto de Giovanni Capurro, una canción que se difundió por los emigrantes italianos que llegaron a América y que popularizó Enrico Caruso a comienzos del pasado siglo.
La interpretación de Los tres tenores que te acompaña se grabó en Los Ángeles en 1994 y tiene dos curiosidades: No está recogida en el DVD que se grabó de este concierto y Domingo y Carreras hacen el paripé de que no van a poder llegar a los agudos de Pavarotti en el clímax de la canción.

Y a ti, ¿qué otros tríos te han gustado? ¿Cuáles propondrías?
 
Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Rowling, J. K. Harry Potter y el cáliz de fuego, traducción de Nieves Martín Azofra, Muñoz García, Salamandra Infantil y Juvenil. ISBN: 978849836349.
  • Austen, Jane. Sentido y sensibilidad, traducción de Ana María Rodríguez, Editorial Penguin Clásicos (2015), ISBN: 9788491050001.
  • Dumas, Alexandre. Los tres mosqueteros, traducción de Jofr Homedes Bautnagel, Penguin clásicos (2016). ISBN: 978849105240
  • www.kareol.es: Letras y traducciones de óperas y música vocal.

Liszt en Sevilla

Hoy en día es habitual que muchos artistas se conviertan en ídolos de masas. Actores, escritores, cantantes, presentadores de televisión, e incluyo esa figura nueva de los influencers tienen multitud de seguidores que están pendientes de sus trabajos, sus actividades e incluso sus vidas personales.
Si bien tienen un gran número de seguidores a través de sus interpretaciones en las pantallas -de cine (cada vez más pequeñas) o de televisión (cada vez de mayor tamaño)-, sus libros o programas, suelen ser los cantantes los que mayor número de aficionados congregan en sus actuaciones en directo. Llenan auditorios, pabellones e incluso estadios con miles de seguidores enfervorecidos.
Es un fenómeno que no ha dejado de aumentar desde hace décadas, pero cuyo origen se remonta a mitad del siglo XIX con el desarrollo del ferrocarril y los medios de transporte que hicieron posible el movimiento de personas y la creación de una cultura europea que iba más allá de los nacionalismos, en la que los intérpretes se desplazaban de un país a otro, de una ciudad a otra.
Una de estas primeras estrellas de la música fue uno de los grandes virtuosos del piano de toda la historia, de quien publiqué en el blog Franz Liszt, la primera gran estrella de la música donde se podía comprobar que algunas actitudes y gestos de los fans se daban mucho antes de que surgieran las grandes estrellas del rock y del pop.
Entre sus muchos viajes por toda Europa, a finales de 1844 Franz Liszt inició una gira por España y Portugal realizando conciertos por algunas ciudades y finalizando la gira en abril de 1845. Procedente de Madrid y Córdoba, llegó a finales de año a Sevilla donde estuvo varios días en los que realizó algunos conciertos y visitas, recibió un homenaje y participó en una gala benéfica.
¿Cómo eran en el siglo XIX las giras de los grandes artistas? Precursor de las grandes estrellas de la música actual, te invito a conocer detalles de la estancia de Franz Liszt en Sevilla en la gira que le llevó por España y Portugal. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Desde muy pequeño, Franz Liszt (1811-1886) demostró que era un niño prodigio del piano. Más adelante, su padre Adam lo llevó por toda Europa durante 1823 y 1824 con apenas doce años imitando los viajes que Mozart realizó con Leopold, su padre. Adam cobraba 100 francos para que el joven tocara en las casas de la nobleza y burguesía, mientras en las tiendas parisinas se vendían grabados del pianista.
Tras la muerte de su padre en 1828, el joven prodigio dejó de realizar esas giras que equiparaba a hacer de «perrito amaestrado» para ganarse la vida impartiendo clases de piano. Así se mantuvo hasta que en 1831 quedó impresionado por una actuación de Niccolò Paganini en la Opéra de Paris y decidió preparar un repertorio de piano que fuera tan virtuoso como el que el violinista utilizaba para deslumbrar a sus oyentes. 
Entre 1839 y 1847 realizó unas giras de conciertos por Europa que le llevaron desde Polonia, Rumanía o Turquía en la zona oriental hasta España y Portugal en la otra punta del continente. Poco a poco, la Lisztomanía, como la bautizó Heine, se extendió por Europa gracias a sus interpretaciones virtuosas y su brillante técnica, pero también por su atractivo personal, su carisma y la intensa emoción que provocaba con sus interpretaciones, con los cambios que introdujo y del que di cuenta en la publicación citada anteriormente. En estas giras no sólo buscaba crear su reputación como intérprete y compositor, sino hacerlas rentables económicamente, para lo que contrató a un representante, Gaetano Belloni, que le gestionaba las actuaciones, las cuentas y su imagen pública.

Caricatura de Franz Liszt por el periódico satírico El Fandango
Para alejarse de París tras su ruptura con Marie D'Agoult -con la que había tenido tres hijos-, Liszt emprendió en mayo de 1844 una gira por el suroeste de Francia que finalizaría junto a la frontera con España a mediados de octubre. En sus cartas, deja ver que durante el verano comenzó a pensar en pasar por Madrid, Cádiz y Lisboa, desde donde partiría hacia Weimar a finales del año. Uno de los objetivos de la estancia en España fue la recaudación de fondos para crear un monumento a Beethoven en su Bonn natal que se inauguraría el año siguiente.
Partiendo de Bayona, la gira se fue organizando y gestionando sobre la marcha hasta pasar por al menos nueve ciudades y los cuatro conciertos pensados originalmente acabaron llegando a casi la cuarenta.
Procedente de Madrid, Liszt partió de Córdoba hacia Sevilla posiblemente el 17 de diciembre de ese 1844, cuando contaba con 33 años de edad y realizó su primer concierto en la ciudad hispalense el día 19.
En Franz Liszt en Sevilla y en Cádiz (diciembre, 1844 - enero 1845) publicado por Máximo Pajares Barón para la Sociedad Española de Musicología (SEDEM) en su volumen nº10 de 1987 podemos seguir una fascinante investigación sobre cómo se desarrolló esta estancia a partir de diversos documentos y los programas de sus conciertos.
El documento de Pajares Barón señala que en el Archivo Municipal de Sevilla se encuentran unos volúmenes que recogen lo acontecido cada año en la ciudad con el siguiente título, variando sólo el año:

DIARIO
de las ocurrencias públicas, y sucesos curiosos e históricos, ordinarios y extraordinarios..., acaecidos en esta Ciudad de Sevilla, en todos y cada uno de los días del año 1844

El tomo 48 correspondiente a ese año fue manuscrito por don Félix González de León y recoge a modo de resumen mensual el 31 de diciembre:

El presente mes fue muy lluvioso, sólo los primeros días hizo algún frío y nieve, lo demás templado a causa de la mucha lluvia que no sólo fue continua sino abundante, que hizo salir el río de su cauce. La salud pública no tuvo alteración, y los campos y arboledas se pusieron verdes y lozanos.

El primer concierto de Liszt en Sevilla se realizó en la tarde del 19 de diciembre y el segundo el día 23 de las que el propio Pajares Barón no refleja el repertorio. Tampoco encuentra datos sobre su alojamiento o los anfitriones de Sevilla. La única información es la fecha y una escueta información sobre el río y estos conciertos:

Día 19 (pág. 117).
Desaguó el río.
Teatro Principal. Concierto de piano, por el Sr. Liszt.

Día 23 (pág. 118).
Teatro. Un francés en Cartagena, y concierto de piano por el Sr. Liszt.

Al día siguiente del primer concierto, el 20 de diciembre, en el Museo se rindió un homenaje al virtuoso pianista. Escrito por el corresponsal de la revista Iberia Musical y Literaria, relata el ambiente en el que se desarrolló entre música y pinturas.

En el relato recogido por Pajares Barón no se especifica ninguna de las piezas que Liszt ofreció a los presentes, pero sí deja claro que tocó composiciones suyas. Es momento de especular con una obra que pudo interpretar en esta reunión y que conecte con Sevilla y su público. 
Franz Liszt había compuesto en 1836 su Rondeau fantastique sur un thème espagnol: El Contrabandista, S. 252, basada en el aria Yo que soy contrabandista de la ópera El poeta calculista del sevillano Manuel García, uno de los más grandes cantantes de su tiempo que estrenó, entre otras obras El barbero de Sevilla de Rossini. Con el tiempo llegó a ser amigo y valedor de su hija Paulina (García) Viardot

Caricatura de Liszt en un concierto en Berlín (1842)
El Rondeau fantastique estaba dedicado a George Sand que escribió el relato Le contrabandier para agradecer la dedicatoria. Es una pieza de una gran dificultad y virtuosismo, casi intocable según algunos pianistas.
Escrita con veinticinco años, está aún más cerca del piano como instrumento de percusión que del legato intenso y emotivo que utilizaría más adelante. Fue concebida como pieza brillante para el final de sus recitales gracias a los saltos vertiginosos y espectaculares, aunque no tuvo el éxito que deseaba.
La interpretación de esta difícil pieza corresponde a la pianista ucraniana Valentina Lisitsa en la que la imagen muestra la compleja e hipnótica interpretación en la que se aprecian los temas españoles de la canción de Manuel García y fue grabada en Hannover en diciembre de 2011.


A finales de la primera mitad del XIX, Liszt fue el primer gran músico que visitaba España, siendo el precursor de la difusión de la música española en Europa, a la que siguieron compositores como Lalo, Bizet, Debussy, Ravel, Glinka o Rimsky-Korsakov, entre otros. No sólo interpretó sus obras, principalmente las fantasías y reminiscencias como la anterior, improvisaciones y caprichos, sino que llegó a componer al menos cinco piezas de inspiración española.

Nicolás Marie Joseph Chapuy. La Catedral de Sevilla desde la plaza del Triunfo, editada en París en 1844.
De las pocas noticias sobre su estado de ánimo al estar en Sevilla durante estos días, Pajares Barón cita el texto de una carta enviada a una amiga sin identificar, recogida a su vez de Franz Liszt's Briefe (Leipzig, 1893) en la que trata de la ciudad:

No me ha dicho usted lo bastante de las maravillas de Sevilla, señora... Gracias a sus deliciosas líneas me encontraba en la mejor situación del mundo, ante todas las obras maestras imaginables, y perfectamente dispuesto a las admiraciones y asombros.

No es nada extraño pensar que el músico húngaro se acercara a la Catedral de Sevilla durante estas fechas, por una parte por su misticismo, que le llevaría en sus últimos años a tomar las ordenes menores; por otra parte, para poder escuchar la música que allí se interpretaba en las fechas navideñas; y por último, por su admiración hacia esta obra de arte. 
La tarde de Nochebuena se cantó en la Catedral según recoge en el tomo del diario de 1844:

La Prima, las Vísperas y los Maitines en la Catedral todo fue a canto-llano, y a las doce de la noche se cantó la Misa (del gallo), que se concluyó a la una, y se cerró la iglesia.

El día de Navidad recoge también:

En la Catedral a las 7 y media se cantó Prima y Misa de la Aurora y a las nueve la Tercia y la Misa con todo a canto-llano.

Sevilla. Vista general de la Catedral desde el Alcázar. Laurent, J. (1860)
Allí disfrutó de la catedral, aunque no pudo apreciar el canto litúrgico en todo su esplendor, ya que las piezas se interpretaron en canto llano, posiblemente porque al haberse ido unos meses antes Hilarión Eslava a Madrid para ocupar su plaza en la Real Capilla de Música, su plaza aún no había sido ocupada por nadie.
También pudo escuchar el órgano de la Catedral interpretado por Eugenio Gómez, a quien dedica unos párrafos en el citado artículo, que además compaginaba el cargo de segundo organista con el de director musical del Teatro Principal, lo que posiblemente influyó en que no fuera nombrado primer organista del recinto eclesiástico.
Afortunadamente Pareja Barón ha podido recoger las impresiones de Liszt durante estos días sobre la Catedral y el Real Alcázar. Es texto finaliza con una recomendación que realiza a quien será su yerno, Richard Wagner, con la construcción de la catedral como modelo a imitar para la creación de su obra operística El anillo de los Nibelungos.


Entre las piezas que Liszt solía llevar a cabo en sus actuaciones se encuentran las paráfrasis. Su Fantasía sobre temas de La sonámbula, la ópera de Bellini, se estrenó en 1831, una transcripción en la que el pianista era experto. En sus paráfrasis, transcripciones y fantasías era capaz de transformar las partes más conocidas de las óperas en una pieza pianística emotiva y memorable en la que las engarzaba en una obra cohesionada donde el público reconocía sus motivos favoritos y se emocionaba con ellos.

Interior de la Catedral de Sevilla. David Roberts, grabado en plancha de acero (1837)
La Fantasía sobre temas de La sonámbula, S 393, está construida en torno a cinco temas de la ópera que resumen en una sola pieza el argumento principal: Amina, una sonámbula que creen infiel a Elvino, el rechazo que provoca la situación, su salvación de morir ahogada mientras caminaba dormida, su reivindicación y la reconciliación con su amado están presentes y concentrados en esta paráfrasis.
Liszt construye la pieza en tres partes que finalizan con la recreación del espectacular Ah! non giunge de la protagonista que siempre levantaba al público de sus asientos.
La interpretación del pianista Han Chen ofrece un equilibrio entre la exuberancia y la sensibilidad con una técnica elegante y colorista. Pertenece a su disco Liszt Complete Piano Music, volumen 41: Transcriptions from Operas editado por Naxos en 2016.


Una vez finalizadas las celebraciones de la Navidad de 1844, Liszt permaneció en la capital hispalense hasta primeros de año para para continuar su gira hasta Cádiz. El día 27 de diciembre se celebró una gala en el mismo Teatro Principal en el que actuó el día 19.
En su artículo, Pajares Barón se centra más adelante en la gala extraordinaria en la que el pianista de origen húngaro participó en la ciudad en el Teatro Principal, el eje de la vida teatral y operística de Sevilla durante el XIX hasta que fue reemplazado por el Teatro San Fernando
Construido a finales del XVIII, el Teatro Principal se encontraba en la calle Muela, hoy O'Donnell, con otra salida a la calle Sierpes donde se restauró a mediados del XIX y se transformaría en el Kursaal en 1910 para acabar reconvertido en el Teatro Cine Palacio Central en la década de 1940 donde estuvo en activo hasta 2003. Es el local donde están actualmente las firmas Mango y H&M.


Pajares Barón transcribe el programa de esta sesión nocturna en la que se mezclaron música orquestal, teatro y actuaciones de Liszt. De la obra que abre la velada no se saben detalles, mientras que la que comienza la segunda parte, Sinfonía del Nabuco podría indicar en aquella época bien la obertura, bien una serie de fragmentos de la ópera. Esta intervención muestra que el teatro tendría orquesta propia, ya que en los programas que se conservan era habitual que se interpretaran piezas orquestales.
También nombra dos obras de teatro que estaban en cartelera en aquellos días y que daban un carácter heterogéneo a este tipo de funciones.

Interior del Teatro Principal, ya reconvertido en el Palacio Central
De las cuatro piezas que interpretó en esta velada el pianista húngaro ya has podido escuchar la primera de ellas, una de las paráfrasis que tanto éxito vieron entre los aficionados a la ópera y la música. 
El Gran galop cromático, S. 212 es otra de las obras que utilizaba para deslumbrar en sus giras por Europa dada la exigencia y brillantez que tenía. Fue publicada en 1838 en la versión para piano solista, aunque realizó una versión para dos pianos. El uso de los matices cromáticos contribuye a aumentar el efecto de virtuosismo y creaba un efecto arrebatador en el público.
La interpretación de este Gran Galop Cromático está a cargo de nuevo de Valentina Lisitsa que lo incluye en su DVD Black & Pink. Si es arrebatador escuchar la música, seguir las manos de la pianista rusa es también hipnótico, igual que lo sería en su tiempo las de Liszt.

Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Bibliografía y webgrafía consultadas: