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(Otros) cuadros de una exposición

Esta no es una publicación sin más de un blog, sino que te ofrezco una experiencia sensorial y emocional que espero que pueda llegar a ser inolvidable para ti.
Como parte de las Bellas Artes, la pintura nos ofrece una de las expresiones artísticas más antiguas y universales que existen. La plasmación de imágenes en un soporte con cualesquiera de los pigmentos que se han utilizado a lo largo del tiempo, ha dejado obras inolvidables que permanecen en nuestra memoria y en la historia artística de la humanidad. Desde las primeras siluetas paleolíticas, las pinturas del Renacimiento, las obras maestras de Velázquez o los pintores barrocos hasta los cuadros de Goya, las vanguardias y los -Ismos que se movieron entre el XIX y el XX con gigantes como Picasso hasta llegar a nuestros días, la pintura ha dejado una marca indeleble en la historia del arte y ha dejado su huella en cada uno de nosotros según nuestros gustos y aficiones.
Muchos cuadros no se quedan sólo en la pintura, sino que se interrelacionan con otras artes en función de quienes los inspiran, los observan, se emocionan o los interpretan, generando obras obras de arte en otras disciplinas.
Hay muchos libros que han sido inspirados por cuadros, indagando sus autores en pinturas que les han impactado, investigando o fantaseando sobre su génesis, sus protagonistas o el momento histórico en el que se crearon. También encontramos composiciones musicales que se inspiran en cuadros, como traté en Desde La isla de los muertos, con músicas creadas a partir del cuadro de Böcklin. En cuestión de retratos, no podemos olvidar la cantidad de pinturas que muestran a artistas de todo tipo de disciplinas, cuyas imágenes han llegado a nosotros gracias a los pintores.
Te propongo una experiencia única y confío que inolvidable: una interacción entre tú, los cuadros de un museo, la música, literatura inspirada en esos cuadros y el cine. Nos acompañan cuadros de Botticelli, Breughel el viejo, Fabritius, música de Mussorgski, Ravel, Respighi y Emerson, Lake & Palmer, textos de Donna Tartt, W. H. Auden y Marcel Proust y una película de Kurosawa. ¿No te parece una mezcla de artes magnífica para crear una experiencia única? Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!
¡Comienza la experiencia!


Entramos en un museo virtual y como en cualquiera de estos lugares damos un paseo para acercarnos al primero de los cuadros que están expuestos. Y la experiencia que te propongo comienza con música.
Quizás el menos técnico, pero posiblemente uno de los más expresivos y creativos de los compositores del Grupo de los Cinco (con Balàkirev, Cui, Borodin y Rimsky-Korsakov), Modest Mussorgsky nos ha dejado algunas obras maestras del movimiento nacionalista ruso que impulsó el grupo.
El repentino fallecimiento del arquitecto y pintor Viktor Hartmann en 1873 a los 39 años propició que sus amigos organizaran una exposición homenaje con alrededor de cuatrocientas obras suyas. A partir de esta exhibición , Mussorgsky compuso Cuadros de una exposición una obra para piano en la que describía algunos cuadros de su amigo al que le unían su amor por los relatos del folclore ruso y el interés por que el arte reflejara la vida real de los habitantes de su país.
Dividido en 15 movimientos, la obra muestra 11 cuadros en 10 movimientos -dos cuadros los une en una pieza- a los que añade cinco paseos entre los primeros cuadros. De todas las pinturas que aparecen en esta obra, actualmente quedan seis.
El paseo entre los cuadros lo denominó Promenade y es en realidad un motivo musical con cuatro variaciones en los casos siguientes. Este Promenade es un reflejo del propio compositor, una persona grande y voluminosa que avanza con ritmo irregular dando la sensación de pesadez. Está formado por una frase musical en 11 tiempos con una textura heterofónica en que se realizan diversas variaciones simultáneas, un tipo de composición habitual en la música folclórica y litúrgica rusa.
Acércate al primer cuadro paseando con el primer Promenade de Cuadros de una exposición con Byron Janis al piano en una versión con sonido, sin vídeo, que te permita oírla mientras te encaminas a la primera obra.
 

La primera pintura es una obra sencilla y desconcertante. Se trata de un cuadro al óleo sobre lienzo de dimensiones reducidas (33'5 x 22'8 cm.), Het puttertje (El jilguero) pintado por Carel Fabritius en 1654, posiblemente su última obra, ya que el artista falleció ese mismo año por una explosión que se produjo en Delft y que redujo a escombros su taller del  que se pudieron salvar unas pocas obras, esta entre ellas. Tras pasar por diversos propietarios, actualmente la podemos encontrar en el Museo Mauritshuis de La Haya (Países Bajos). 

Carel Fabritius, Het puttertje (El jilguero) (1654), Museo Mauritshuis, La Haya
A partir de este cuadro Donna Tartt publicó en 2013 la novela homónima The Goldfinch con la que ganó el Premio Pulitzer el año siguiente y que fue adaptada para el cine con el mismo título por John Crowley en 2019.


Te dejo con un extracto de la novela El jilguero en que el protagonista Theo Decker reflexiona sobre el cuadro a partir de un comentario de su amigo Boris.


El siguiente cuadro de esta exposición es una de las obras maestras del Renacimiento italiano. Se trata de una de las obras cumbres del Quattrocento y de la historia de la pintura creada por Alessandro di Mariano di Vanni Filiepi, más conocido como Sandro Botticelli. Pintada al temple sobre tabla, posiblemente en 1478, la Allegoria della Primavera la conocemos todos simplemente como La Primavera y se encuentra en la Galería Uffizzi de Florencia.
Botticelli nos muestra un grupo de figuras de la mitología griega y romana. El suave viento del oeste, Céfiro, aparece en la derecha con tonos azulados haciendo brotar las flores, soplando y con semblante serio que contrastan con la calidez de los demás personajes, mientras agarra agresivamente a una asustada ninfa Cloris. Más adelante convertirá a esta ninfa en Flora, la diosa de la primavera. 
En la parte central aparece Venus, casi saludando a los curiosos espectadores con un cupido sobrevolando su cabeza. A la izquierda hallamos a las Tres Gracias junto a Mercurio, el dios asociado al mes de mayo.

Sandro Botticelli, Allegoria della Primavera (1478), Galería Uffizzi, Florencia
A comienzos del siglo XX un músico italiano se instaló en San Petersburgo como viola de la Orquesta Imperial donde estudió composición con Nikolai Rimsky-Korsakov de quien aprendió el exquisito dominio de los colores orquestales y el gusto por las melodías orientales rusas que le animó a interesarse por la música medieval y renacentista italiana. 
Con el paso del tiempo, Ottorino Respighi fue centrándose en dos tipos de composiciones: Las creadas para grandes orquestas donde encontramos obras como la Trilogía Romana formada por Fuentes de Roma, Pinos de Roma y Festivales Romanos; por otra parte sus deliciosos arreglos para pequeñas orquestas inspirados en melodías del XVII y XVIII, mostrando en todas ellas su excepcional dominio de los colores orquestales.
Tras una gira por Estados Unidos en 1927 patrocinada en parte por Elizabeth Sprague Coolidge, Respighi prometió dedicarle su próxima obra. Varias semanas más tarde, tras una visita a la Galería Uffizzi encontró la inspiración para su obra Trittico Botticelliano formado por La Primavera, La adoración de los Magos y El nacimiento de Venus, una obra de arte en la que saca todo el partido a una pequeña orquesta. A finales de ese mismo año se estrenó en Viena patrocinado por la señora Coolidge y con la presencia del compositor.

Nos quedamos en el primer movimiento, La primavera, que Respighi la muestra en un despliegue de color y brillo con vertiginosas escalas a cargo de las flautas y los violines, con un protagonismo a cargo del piano, la celesta y el arpa, sobre los que resplandecen las trompas y trompetas, instrumentos asociados a la naturaleza, haciendo brillar a todo el conjunto. Este ambiente natural y bucólico se entremezcla con danzas campesinas del renacimiento. 
Continúa la obra con un amago de oscuridad que cambia rápidamente hacia una música alegre, de nuevo a cargo de piano, celesta y arpa, hasta que interviene el clarinete dejando en suspenso el motivo musical. El compositor acude a Monteverdi para citar uno de sus madrigales más conocidos, Zefiro torna que encaja tanto en el cuadro como en la composición tanto por su aire antiguo como por su motivo mitológico. Respighi finaliza la pieza con convirtiendo este motivo musical en una catarata de sonidos a la que incorpora la flauta, el flautín, la celesta y los violines para dar a esta obra el encanto y colorido que transmiten el cuadro de Botticelli.

La interpretación de La Primavera del Trittico Botticelliano corre a cargo de la Orchestra della Fundacion Prometheus de Argentina dirigida por Giovanni Panella y grabada en directo en diciembre de 2022 en el Teatro Avenida de Buenos Aires.


Los cuadros de una exposición de Mussorgsky han inspirado distintas obras, la mayor parte de las cuales han sido versiones para orquesta. De todas, la más conocida, quizás más incluso que la original para piano, es la orquestación que realizó otro de los grandes especialistas del siglo XX, Maurice Ravel.


Siguiendo con el paseo entre un cuadro y otro, nos acercamos al Promenade segundo, en este caso en la versión orquestal del elegante autor francés. El tema musical es el mismo que el primero aunque con unas variaciones.
Se trata de una grabación, también sólo de audio para permitirse seguir avanzando hacia el próximo cuadro a cargo de la Berliner Philharmoniker dirigida por Herbert von Karajan grabada en 1966 para Deutsche Grammophon GmbH.


El tercer cuadro de esta experiencia pertenece también al periodo renacentista, aunque en esta ocasión no es de la escuela italiana.
Pintado alrededor de 1560, se atribuye con dudas recientes a Peter Breughel el viejo y se encuentra en el Musée des Beaux-Arts de Bruselas
Paisaje con la caída de Ícaro es un óleo sobre lienzo que se basa en la versión que Ovidio muestra en Las metamorfosis cuando el hijo de Dédalo se construyó unas alas con plumas pegadas con cera que se derritió con el calor del sol precipitando su caída.

Peter Breughel el viejo, Paisaje con la caída de Ícaro (1554-1555), Museo de Bellas Artes, Bruselas
Obra inscrita también en ese regreso a las artes antiguas que es el Renacimiento, en este cuadro encontramos una serie de personajes que nos muestran su importancia según su cercanía. En primer término hallamos a un campesino que maneja su arado concentrado en su trabajo. En un segundo plano, un pastor observa el cielo mientras su ganado pace a su lado, mientras más allá un barco extiende sus velas para zarpar. Entre ellos, un pescador se concentra en conseguir su alimento, mientras unas piernas se agitan en el agua sin que nadie las advierta.
Brueghel elige el tema y muestra al protagonista que aparece en el título como el personaje menos trascendente. Ícaro escapó del laberinto de Minos y acabó cayendo al mar, mientras el pintor nos envía un mensaje que aún tiene cabida hoy en día: En nuestro tiempo, la sobresaturación de información, estímulos o exigencias nos puede llevara perder la atención de lo trascendente o importante y mirar hacia nosotros mismos sin advertir cuanto ocurre a nuestro alrededor cercano o lejano. 


Para este cuadro la experiencia que te propongo, además de la visualización y la reflexión anterior, nos llega de la mano -mejor, de la pluma- de Wystan Hugh Auden (1907-1973). El poeta y ensayista británico nacionalizado estadounidense tras la II Guerra Mundial publicó más de cuatrocientos poemas. En Another Time (1940) se recoge el poema que nos acompaña, surgido después de visitar en el Musée des Beaux-Arts el cuadro atribuido a Peter Breughel el viejo.
¿Qué nos ofrece texto después de la reflexión sobre la obra de Fabritius? Acércate a la experiencia de un poema inspirado por la visión de este cuadro.



En este museo virtual no abandonamos a los autores que nos acompañan. Botticelli  nos muestra otra de sus obras maestras, La Nascita di Venere (El Nacimiento de Venus) que podemos admirar también en la Galería Uffizzi florentina.
Pintada al óleo sobre lienzo entre 1482 y 1485, también con grandes dimensiones (278 x 172 cm), la obra fue también un encargo de la familia Medicci con la que pretendían mostrar su importancia e influencia: Gracias a ellos, a sus dotes diplomáticas, económicas y culturales, el reino del amor llega a la ciudad.
Dentro del Renacimiento, la obra se inscribe dentro del Neoplatonismo, la corriente filosófica que pugnaba por conciliar el legado greco romano con el cristiano, de forma que el nacimiento de Venus y la belleza espiritual se configuran como la fuerza que mueve la vida.
El tema surge también de Las Metamorfosis de Ovidio: Venus, símbolo del Amor, es retratada desnuda sobre una concha en la orilla del mar, mientras a la izquierda los vientos acarician su cabello y envían una lluvia de rosas, y a la derecha, Ora espera a la diosa para vestirla.
En uno de los primeros desnudos de la pintura renacentista encontramos a Venus con las caderas levemente giradas para reafirmar una feminidad casi de marfil, la soltura de sus cabellos dorados, casi encendidos, que contrastan con su expresión de una pasividad que desconcierta, con una sonrisa que apenas despunta y una mirada que no sabemos si se fija en el espectador o hace que el espectador se fije en ella.

Sandro Botticelli, La Nascita di Venere (1582-1585), Galería Uffizi, Florencia
Tampoco abandonamos a Ottorino Respighi y su Trittico Botticelliano. Salvando La adoración de los magos, nos acercamos al último movimiento dedicado a este cuadro. 
El compositor nos presenta la música más extraña de la obra: meditativa y estática, pero con una belleza que nos muestra a Venus acercándose a la orilla empujada por las suaves olas. La pieza comienza con un motivo oscilante en el que encontramos tres grupos de tres notas, dos ascendentes y uno descendente que no llegan a ser una frase melódica, al que sigue un adorno a cargo de la flauta y el clarinete y después un motivo que avanza casi como a saltos.
Con estos elementos forma la pieza, incrementando la intensidad y la riqueza orquestal en el clímax de la obra, cuando Venus pone los pies en la orilla: La música asciende con los mismos instrumentos que el primer movimiento: piano, celesta y arpa, para culminar con un acorde brillante, musicalmente puro. Tras un silencio comienza la música tranquila y reposada hasta perderse poco a poco.

La interpretación de La Nascita di Venere está a cargo de la Secession Orchestra dirigida por Clément Mao-Takacs en una sesión que se grabó en directo en el Auritorium du Louvre, dentro del museo parisino, en diciembre de 2020


El tercer y último paseo que nos acompaña pertenece a una versión muy particular y menos habitual. El grupo de rock progresivo Emerson, Lake & Palmer realizó una adaptación de Los cuadros de una exposición de Mussorgsky que tuvo cierto éxito en la década de los setenta del pasado siglo.
Cambiamos de registro para asistir al Promenade tercero recogido en un disco que se grabó en el Newcastle City Hall en marzo de 1971. Como es habitual, he buscado una versión de audio para que te puedas acercar al siguiente cuadro.


¿Qué tal la experiencia? Es una de esas preguntas retóricas que no esperan respuesta, sino que simplemente te la plantees.
Después de pasear hacia los cuadros, asistir a reflexiones sobre El jilguero en una novela, sobre la caída de Ícaro en un poema y dos descripciones y reflexiones musicales sobre sendos cuadros de Botticelli en el siguiente paso quiero acercarte a una nueva reflexión: Cuando has visitado un museo con obras que te gustan, ¿sales y lo echas en el olvido? ¿Cómo recuerdas, extraes vivencias o haces formar parte de ti las obras que has visto?

Sandro Botticelli, Prove di Mosé (Las pruebas de Moisés) (1481-1482), Capilla Sixtina, El Vaticano
El último texto nos da una respuesta que no tiene por qué coincidir con la tuya, pero seguro que a partir de ahora te puede influir. El cuadro con el que está relacionado, casualmente también es obra de Botticelli, aunque menos conocido. Se trata de Prove di Mosé (Las pruebas o tentaciones de Moisés) un fresco de la Capilla Sixtina de grandes dimensiones (558 x 348 cm).
Representa escenas de la juventud de Moisés según el relato del Éxodo en el que este personaje aparece con túnica amarilla y manto verde y se muestran desde la derecha del espectador. Pero lo que nos interesa de este fresco es uno de los personajes femeninos, Séfora, que se haya junto al pozo, la hija de Jetró con la que se casará Moisés.


En una de las novelas más extensas de la literatura, A la recherche du temps perdu, (En busca del tiempo perdido), escrita en siete partes entre 1908 y 1922, aunque las tres últimas se publicaron póstumamente, Marcel Proust utiliza un recurso particular con el personaje de Charles Swann.
En el segundo de los volúmenes, Por la parte de Swann, Proust utiliza y detalla un recurso que hemos utilizado en alguna ocasión: la comparación entre un personaje real de nuestra vida con el de un cuadro que nos haya impactado.
Es el caso de Swann con Odette, que le recuerda a la Séfora de Botticelli, además de otros personajes pictóricos a los que dedica su atención.



Para la última música de esta experiencia donde se mezclan diversas expresiones artísticas, regreso al origen, a Los cuadros de una exposición, en esta ocasión en la versión orquestada por Maurice Ravel. Y la mejor forma de terminar es hacerlo con la última pieza.
Se trata de La gran puerta de Kiev, inspirada en un diseño arquitectónico de Hartmann en el más puro estilo ruso, para honrar al zar Alexander II no llegó a realizarse. Ravel comienza con el sonido festivo de las campanas para ir subiendo en majestuosidad e intensidad hasta terminar en un clímax grandioso.

Viktor Artmann, proyecto para la Puerta de la ciudad de Kiev (1869)
La interpretación corre a cargo de The Chicago Symphony Orchestra dirigida por Riccardo Muti en una grabación que se levó a cabo en la ciudad americana en octubre de 2022


¿Qué mas te queda para que esta experiencia sea completa después de pasear por los textos, las músicas y las pinturas de un museo y quedarnos con aquello que más nos gusta? Si no lo has pensado, te propongo un último reto: entrar dentro de un cuadro, la forma más perfecta de apreciar el arte. No entrar de forma simbólica o artística, sino literalmente.
En 1990, ya octogenario, Akira Kurosawa estrenó una de sus últimas películas, Dreams, también conocida como Los sueños de Akira Kurosawa, una película coproducida entre Estados Unidos y Japón y dividida en ocho historias basadas en sueños del cineasta.

Vicent van Gogh, Campo de trigo con cuervos (1890), Museo van Gogh, Amsterdam
Termino con Cuervos, uno de esos sueños, en el que un estudiante de pintura se adentra tanto en un cuadro de Van Gogh que encuentra al propio pintor en el campo, conversa con él y viaja a través de sus obras. Aunque no se introduzca en este cuadro, el título se basa en la pintura Campos de trigo con cuervos. Kurosawa utilizó como música el Preludio nº 15 en Re bemol mayor de Chopin y contó con el director Martin Scorsese como el pintor Van Gogh.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Tartt, Donna. El jilguero, traducción de Aurora Echevarría Pérez, Editorial Debolsillo, colección Best Seller, ISBN: 9788766338837.
  • Proust, Marcel, En busca del tiempo perdido, traducción de Mauro Armiño, Editorial Valdemar, colección Clásicos. ISBN: 9788777023203.

Mirando hacia atrás para tomar impulso - 500 publicaciones

Vivimos un tiempo en los que la velocidad y la fugacidad son señas de identidad, indicadores y síntomas de distintas nociones. Nos encontramos con conceptos como el de aceleración que, en su esencia alude a la reducción de la duración y que no sólo se refiere al ahorro de tiempo en la realización de las tareas que realizamos, sino a una aceleración del cambio social en el que las normas y valores sociales se suceden con mayor rapidez, las relaciones sociales, sentimentales y laborales se aceleran y reducen en su temporalidad y duración.
Este panorama nos conduce a términos como la obsolescencia, que no solo lo debemos asociar con los objetos y productos tecnológicos, el usar y tirar, sino a todo tipo de relaciones entre la sociedad, las instituciones, sus representantes, los valores asociados a los cambios culturales, a nosotros mismos y a los demás condicionantes que nos acompañan.
En este tiempo veloz y fugaz donde el olvido es seña de identidad, en esta entrada alcanzo las 500 publicaciones del blog, unas publicaciones que cada vez tienen más alcance y difusión pese a tratar de temas que quizás no tengan tanto interés para un público amplio. La cultura, relacionada sobre todo con la literatura, la música cantada -especialmente la ópera- y la música clásica aluden a la memoria, a lo que permanece como parte de la condición humana y tiene vigencia en cualquier momento.
Te invito a celebrar las 500 publicaciones del blog con algunos textos y músicas de las primeras entradas que se publicaron. Nos acompañan obras de Bertolt Brecht, Amos Oz, Amalia Bautista, Haydn, Bellini y Verdi. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Esta perennidad de la cultura que cuando habla de valores humanos siempre tiene vigencia me sirve para acompañarte en esta publicación que celebras las 500 entradas. Los textos y músicas están sacados de las publicaciones de los primeros meses del blog. 
Sin más preámbulos, el primero de los textos que te acompañan pertenece a Bertolt Brecht, uno de los grandes personajes de la parte central del siglo XX que puso sus cualidades a trabajar en producciones relacionadas con el teatro y algunas obras musicales para la escena, algunas de ellas en colaboración con Kurt Weill.


El texto que te acompaña es un canto al optimismo, a la mirada sana que nos hace levantarnos cada mañana cargados de buenas intenciones y positividad. Un texto que bien puede inspirarte para hacer un listado personalizado que te sirva de guía.


La primera publicación del blog tuvo una música que también representa un inicio, podríamos decir EL inicio, la creación. Joseph Haydn había oído en su estancia en Inglaterra dos obras que le sobrecogieron: El Mesías y, sobre todo, Israel en Egipto, con sus impresionantes coros, ambas de Händel.
Después de recibir un libreto de uno de los colaboradores de Händel en el que se mezclaban pasajes del Génesis y el libro de los Salmos con poemas de El paraíso perdido de Milton, un Haydn ya consagrado creó una obra que era una especie de declaración de fe optimista y alegre en la que mostraba la capacidad de la música para inspirar y elevar al oyente.
La música que te acompaña es, como no podía ser de otra forma en el inicio de un blog de este tipo, la obertura de Die Schöpfung (La Creación). Tras un unísono orquestal, Haydn muestra los espacios vacíos con disonancias que chocaban con la música del clasicismo: temas fragmentados, acordes disonantes, retardos en las cuerdas, sorprendentes adornos instrumentales surgen y se mezclan superponiéndose y chocando entre ellos confusamente para representar el caos primigenio del que, poco a poco, va surgiendo la creación que se mostrará más adelante en los seis días que forman las tres partes de esta gran obra.


La grabación, que se nos puede antojar casi de aquel momento primitivo, corresponde a una interpretación que se llevó a cabo por la Vienna Philharmonic Orchestra y Vienna State Opera Chorus realizada en el lejano 1990 bajo la dirección de Riccardo Mutti.


El segundo texto que recojo nos habla de los libros, de su presencia y compañía. Pertenece a un escritor muy crítico, social y pacíficamente implicado, un israelita que fue uno de los fundadores del movimiento pacifista Shalom Ajshav (Paz Ahora), cuyas obras ahondaron en la búsqueda de la concordia, varias veces candidato al Nobel de Literatura y ganador de otros galardones, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de las Letras de 2007.


En su libro A tale of love and darkness (Una historia de amor y oscuridad) nos muestra su incondicional amor a los libros, una pasión que muchos tenemos y no queremos cambiar.


En esas primeras publicaciones aparecía una de las piezas más maravillosas del repertorio operístico, pese a no ser muy conocida por el público en general. Se trata de una pieza difícil de catalogar de I Puritani (Los Puritanos), la última obra compuesta por Vincenzo Bellini antes de su prematura muerte. Se trata de una suerte de aria de tenor para Arturo en la que forma un dúo con Elvira en el que se incluyen el barítono Giorgio y el bajo Valton y la participación del coro. 


La interpretación está a cargo del tenor peruano Juan Diego Flórez en el rol de Arturo, que le exige en esta interpretación un fraseo amplio y un Do de pecho en la frase Se rammento il mio tormento. Está magníficamente acompañado por la soprano georgiana Nino Machaidze en una representación que se llevó a cabo en el Teatro Comunale de Bolonia en 2008.
Se trata de A te, o cara (A ti, querida) de la quinta escena del Acto I de I Puritani, una de esas piezas que no necesitan de un gran movimiento escénico, ya que la música hace que el oyente la convierta en un momento delicado, mágico e inolvidable.


El tercer texto pertenece a una poeta contemporánea que aún está en activo. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, trabaja en el departamento de Comunicación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Compagina esta labor con la publicación de diversos libros como Cárcel de Amor, La mujer de Lot y otros poemas, Cuéntamelo otra vez con el que se alzó con el Premio de la Crítica en 1999, La cas de la niebla (antología de 1985 a 2001), Hilos de Seda, Estoy ausente o Luz del mediodía, entre otros muchos.


Perteneciente a Estoy ausente, Mis mejores deseos es también un conjunto de anhelos que buscan, no el camino corto, feliz e inmediato, sino el que nos lleve / te lleve a alcanzar un buen sentido a la vida.


La despedida de esta publicación sobre las 500 entradas del blog es una de las piezas más reconocidas del repertorio de ópera, sin duda uno de los coros más celebrados que han sido escuchado incluso por los que no son aficionados a este arte. 
El primer gran éxito de Giuseppe Verdi fue la ópera Nabucco, una obra que lo encumbró a la fama en toda Italia en unos momentos críticos de su vida y que contribuyó a que llegara a convertirse en el mayor compositor de ópera de su país.


Sin más explicaciones sobre este coro que ha aparecido varias veces en el blog, te invito a disfrutar con una versión legendaria del Va pensiero de Nabucco en una representación del Metropolitan Opera House de Nueva York celebrada en 2002. El magnífico decorado que recuerda los relieves mesopotámicos y la concentración de los componentes del coro muestran una interpretación difícil de olvidar que finaliza con algo inusual en este escenario, un bis.

Gracias por tus visitas más o menos asiduas al blog, que me animan a seguir publicando.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

Cuando tres no son multitud

Hay conceptos, ideas o expresiones que están asociados a números. El bien y el mal, el yin y el yang, el día y la noche los asociamos con la dualidad y el número dos. Expresiones como A vivir que son dos días, Es un arma de dos filos o Decir dos palabras las tenemos asociadas a este número.
En un dos por tres podemos pasar al siguiente número donde podemos encontrarnos con los tres reyes magos (o Las tres reinas magas de Gloria Fuertes), los tres tenores, los tres mosqueteros, los tres cerditos y obras como Tres sombreros de copa de Miguel MihuraTres ratones ciegos de Agatha Christie o los Tres tristes tigres de Cabrera InfanteAsí, el número tres lo asociamos a distintos títulos y expresiones. 
No voy a tratar sobre las tres uvas que el Lazarillo cogía cuando comía con el ciego cuando habían quedado en tomarlas de dos en dos, sino sobre obras en las que aparecen tres personajes como protagonistas o personajes secundarios.
Es habitual que en distintas obras -literarias, musicales o de otro tipo- aparezcan los personajes de dos en dos. Como tradicionalmente ocurre en la sociedad, estos personajes aparecen en libros y óperas como parejas de enamorados: Romeo y Julieta, Julio César y Cleopatra, Dante y Beatriz o Tristán e Isolda. También como cómplices o compañeros: los insurgentes hispanos Indíbil y Mandonio, Quijote y Sancho o Sherlock y Watson. También entra aquí la categoría de protagonistas y antagonistas como Otelo y Yago, el propio Sherlock Holmes y el profesor Moriarty, Harry Potter y Lord Voldemort o Luke Skywalker y Darth VaderHay multitud de obras en las que se desarrollan historias con estos tipos de personajes. 
En esta ocasión nos acercarnos a novelas y músicas en las que aparecen, a veces como protagonistas, otras como secundarios, tres personajes. Son también muchas las obras en las que encontramos estos tríos sentimentales en las que se tratan las relaciones que se establecen entre ellos. Los triángulos amorosos tienen su lugar en la historia de la literatura, el teatro, la ópera y el cine. Este tipo de historias surgen de la condición del ser humano y parten en muchas ocasiones de historias inspiradas en hechos reales. Pero esa es otra historia y tendrá cabida en otro momento.
En esta publicación te propongo acercarnos a grupos de tres personajes que protagonizan historias literarias y musicales. Nos acompañan obras de Rowling, Mozart, Jane Austen, Puccini, Dumas y un trío de grandes cantantes. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Así, prescindiendo de los triángulos amorosos que no tienen lugar en esta publicación, nos encontramos con que esos tríos no siempre lo fueron así. Los tres hermanos Marx eran cinco al principio, pero Zeppo y Gummo dejaron de aparecer para y se consolidaron los geniales Groucho, Harpo y Chico. A la inversa ocurre con los tres mosqueteros que, con el paso del tiempo serían cuatro al incluirse en ellos el protagonista D'Artagnan. En otras ocasiones, el número es invariable y parte del encanto de la obra como ocurre con las teatrales tres hermanas de Chejov o las televisivas Ángeles de Charlie.

El primero de los tríos de personajes nos lleva a una obra entre infantil y juvenil, en ese momento en el que se establecen lazos de amistad que perdurarán toda la vida o desaparecerán con la llegada de las relaciones amorosas. Reflejan los vínculos de amistad que crecen por primera vez fuera de los familiares, surgidos con los compañeros de colegio o del entorno cercano y suelen ser un momento en el que se crean relaciones intensas en las que se van asentando distintos roles según la personalidad de cada uno de los miembros y el desarrollo de la relación.
Uno de los ejemplos más brillantes y conocidos es el de un fenómeno literario y cinematográfico que arrasó desde los últimos años del pasado siglo y que llevó a la lectura a muchos niños, jóvenes e inclusos sus padres gracias a la obra de J. K. Rowling. Se trata de la serie de Harry Potter en el que se encuentra uno de los tríos de personajes más reconocibles, el formado por el protagonista, Ron Weasley y Hermione Ranger.


Con ese aire todavía infantil que tiene el primero de los libros,  Harry Potter y el cáliz de fuego, te invito a leer el primer encuentro entre los tres protagonistas que se produce en el tren que les lleva por primera vez al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Después de haberse encontrado Harry y Ron antes de montar en el tren y sentarse en el mismo compartimento, aparece la tercera protagonista, en una escena en la que no se crea una buena relación entre ellos.


Aunque la relación entre ellos es tolerada por los tres, no es has más adelante, con motivo de la aparición de un troll en los servicios cuando esta relación se muestra sólida e inquebrantable. Hay momentos en los que se sabe con certeza cuando y por qué se consolida una relación.


Estrenada algo más de dos meses antes de su muerte, Die Zauberflöte (La flauta mágica) es una de las óperas más deslumbrantes y enigmáticas del repertorio. La obra de Wolfgang Amadeus Mozart admite muchas lecturas donde se cruzan la lucha ente el bien y el mal, el cuento infantil, el rito masón con el camino hacia la iluminación, la opera bufa, el oratorio y piezas vocales de una brillantez exquisitas. 
Con un libreto de Emanuel Schikaneder, amigo, compañero masón de Mozart, empresario, intérprete de Shakespeare y el primer Papageno, se encuentra entre las óperas más representadas cada año en lo que va de siglo. Además de los protagonistas Tamino y Pamina, Papageno y su anhelada Papagena, cuenta con los antagonistas Sarastro y la malvada Reina de la Noche. Pero lo que la trae a esta publicación es dos tríos de personajes: Las tres mujeres, al servicio de esta última y los tres muchachos.


Se señala que Mozart incluyó en varias ocasiones el número tres en esta obra como parte de la simbología masónica. Además de estos personajes, la obertura se inicia con tres acordes que suponen la llamada de atención para iniciar la ceremonia.
Después de avisar a Tamino y Papageno que serán guiados por tres muchachos sabios, estos aparecen al final del primer acto para pedirles paciencia, silencio y perseverancia. En la siguiente presencia de los tres muchachos en el Acto II descienden de las alturas para interpretar Seid uns zum zweiternmala willkommen (Por segunda vez os damos la bienvenida) preparándolos para la prueba que se les avecina, mientras les devuelven la flauta mágica a Tamino y el carillón a Papageno. Curiosamente, además de su carga simbólica, son tres niños los que aconsejan a los adultos sobre cómo deben actuar y comportarse.


La interpretación corre a cargo de Ludwig M., Philip M. y Matthias H., pequeños grandes cantantes de los que se preserva el apellido con L'Orchestre de l'Opera National de Paris, la presencia silente de Piotr Beczala como Tamino y Detlef Roth como Papageno y la dirección de Ivan Fischer en una representación que se grabó en la Opéra National parisina en 2001. 


Después de personajes amigos y cercanos a la infancia, te presento otro grupo de tres tipos de personajes: los hermanos. Entre ellos se establecen relaciones desde el nacimiento en las que se muestran tanto pautas comunes procedentes de la educación en el entorno familiar como las diferencias en el carácter individual. A esto, se suman los roces y afinidades consecuentes con la convivencia.
Un ejemplo de estas relaciones entre hermanas lo podemos encontrar en una de las obras más conocidas de Jane Austen, Sense & Sensibility (Sentido y sensibilidad). La escritora inglesa dibuja con delicadeza e ironía las rígida sociedad inglesa de su época en las que la elección de marido es prácticamente la única opción para la mujer. La historia nos acerca a una viuda y sus tres hijas, las hermanas Dashwood, Margaret, Elinor y Marianne, centrándose en estas dos últimas, de carácter diferente y antagónico por momentos, que muestran las opciones ante la sociedad y el camino que anhelan tomar: el sentido común y la sensibilidad que suponen las dos formas de afrontar el futuro.
El texto que nos acompaña nos acerca a una de las veladas que se realizaban en la época en la que las Dashwood, madre e hijas, reciben a Edward Ferrars, uno de sus vecinos relacionado con Elinor. En la escena, Jane Austen muestra el carácter de las hermanas, sus relaciones entre ellas y sus diversos puntos de vista.




Además de los dobles tríos de La flauta mágica con las mujeres y los muchachos, hay otro trío aún más particular en la ópera póstuma de Giacomo Puccini, Turandot. Esta obra, que también ha tenido su lugar en varias ocasiones en este blog, es lo que vulgarmente podríamos llamar un cuento chino. Se trata en efecto de una obra en forma de cuento oriental a partir del drama de Carlo Gozzi y la versión que realizó Friedrich von Schiller del que escribieron el libreto Giuseppe Adami y Renato Simoni. 
En la historia de Turandot, la Principesa di gelo y su pretendiente de nombre desconocido aparecen tres ministros, Ping, Pang y Pong. En sus cartas, Puccini los nombraba como maschere (máscaras), como si fueran personajes de la commedia dell'arte. Aunque en los primeros esbozos de la ópera aparecían como los marginados de la leyenda china, acabaron convertidos en chinos sin perder el carácter de la tradición italiana, moviéndose siempre de tres en tres, como payasos o marionetas, interrumpiéndose unos a otros, completando sus pensamientos y frases y apareciendo siempre como un elemento grotesco que hace de contrapunto al drama.
De entre las varias apariciones que tienen a lo largo de la ópera te acompaña parte de la intervención que tienen al comienzo del Acto II. En el trío Ho una casa nell'Honan (Tengo una casa en Honán) los tres ministros añoran cada uno su lugar de origen y muestran su deseo de dejar su cargo y volver allá. Se trata de un terceto con tintes melancólicos en el que se reflejan las características que les acompañan durante la obra. 
La interpretación de este trío de Ping, Pang, Pong está a cargo del barítono Vinicius Atique y los tenores Geilson Santos y Giovanni Tristacci en una representación que se llevó a cabo en octubre de 2018 en el Theatro Municipal de São Paulo. Los subtítulos están en portugués, por lo que puedes seguir el argumento de este trío con facilidad.


Aparte de esas relaciones que se establecen entre niños y jóvenes antes de entrar en otra etapa y las que se producen entre hermanos o hermanas, hay otras que se crean a partir de relaciones en la edad adulta por motivos de trabajo o aficiones comunes. En algunos casos suele ocurrir que tras un tiempo de estrecha amistad, cada uno de los componentes tome un camino diferente en su vida.


Basado en un personaje histórico, Gatien de Courztilz, señor de Sandras, un antiguo mosquetero, publicó Memorias de Monsieru d'Artagnan en 1700. A partir de esta obra, Alexandre Dumas escribió una de esas obras que mezclan personajes históricos con algunos anacronismos y personajes ficticios provistos de un gran carisma  para crear una de las novelas de capa y espada que se ganó a los lectores desde su publicación, que se realizó por entregas en el periódico Le Siècle entre marzo y julio de 1844.
Los tres mosqueteros y sus continuaciones Veinte años después y El vizconde de Bragelonne muestran las aventuras del gastón D'Artagnan y los tres mosqueteros Athos, Porthos y Aramis durante el reinado de Luis XIII con el cardenal Richelieu como primer ministro antagonista y el señor de Tréville como jefe de los mosqueteros.
Estos tres mosqueteros a los que se une el joven D'Artagnan desarrollarán sus aventuras hasta que cada uno tome un camino diferente según sus ideas y aspiraciones.
Tras haber conocido el protagonista a cada uno de sus próximos compañeros y quedar citado para un duelo con cada uno de ellos el mismo día, en el mismo lugar y con una hora de diferencia, llegan a resolver sus diferencias y formar un grupo con uno de los lemas más famosos de la historia.
El texto que te acompaña recoge el momento en el que entregan al casero de D'Artagnan a las autoridades y  el grupo exclama por primera vez este lema.


Si el trío anterior desarrolla su amistad durante sus años de trabajo en el cuerpo armado del señor de Treville antes de encaminarse cada uno de ellos a un destino diferente, el último trío que nos acompaña surgió de forma casi inversa.
Triunfadores profesionales cada uno en su carrera, llenaron los teatros de ópera de todo el mundo antes de unirse para una serie de conciertos que acabaron prolongando debido al éxito que obtuvieron. Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y Josep Carreras se unieron como Los tres tenores cuando eran leyendas de la ópera y no tenían nada que demostrar. Tras varias temporadas llenando auditorios y espacios diferentes a los teatros de ópera habituales, cada uno de ellos siguió su camino.

Grabado de Juan Serra y Pausas para Los tres mosqueteros
Finaliza esta publicación sobre tríos de personajes con la interpretación de una de las canciones más emblemáticas de la música de Nápoles. Se trata de O sole mio, una canción compuesta en 1898 por Eduardo di Capua a partir de un texto de Giovanni Capurro, una canción que se difundió por los emigrantes italianos que llegaron a América y que popularizó Enrico Caruso a comienzos del pasado siglo.
La interpretación de Los tres tenores que te acompaña se grabó en Los Ángeles en 1994 y tiene dos curiosidades: No está recogida en el DVD que se grabó de este concierto y Domingo y Carreras hacen el paripé de que no van a poder llegar a los agudos de Pavarotti en el clímax de la canción.

Y a ti, ¿qué otros tríos te han gustado? ¿Cuáles propondrías?
 
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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Rowling, J. K. Harry Potter y el cáliz de fuego, traducción de Nieves Martín Azofra, Muñoz García, Salamandra Infantil y Juvenil. ISBN: 978849836349.
  • Austen, Jane. Sentido y sensibilidad, traducción de Ana María Rodríguez, Editorial Penguin Clásicos (2015), ISBN: 9788491050001.
  • Dumas, Alexandre. Los tres mosqueteros, traducción de Jofr Homedes Bautnagel, Penguin clásicos (2016). ISBN: 978849105240
  • www.kareol.es: Letras y traducciones de óperas y música vocal.