La línea que separa la literatura y la música es imperceptible en muchas ocasiones. Hay obras literarias que sentimos cargadas de música, pese a que no fueron compuestas para ser cantadas, de la misma forma que existen piezas musicales que se presentan ante nosotros y se sienten como verdaderos textos escritos.
En cuántas ocasiones ha habido un trasvase de medio, pasando ideas, argumentos y textos escritos a formar parte de obras musicales, desde canciones a óperas, ballets o composiciones meramente instrumentales. Si dedicamos unos minutos a pensarlas, podemos descubrir un enorme número de piezas que han pasado de un medio a otro como una forma natural de crecimiento y adaptación a un nuevo lenguaje. La mayor parte de las óperas han tenido ese proceso, pasar de un relato, una obra literaria, e incluso una tira de cómic -como ocurre con La zorrita astuta de Leos Janacek- a los escenarios.
Pero el caso más frecuente de este tipo de transmutación se realiza con los poemas y su conversión en canción. Aquí es aún mayor el número de obras que somos capaces de recordar.
Te propongo un homenaje a todos esos poemas que se han convertido en canciones de la mano de dos autores únicos, Paul Verlaine y Reynaldo Hahn y sus Canciones grises. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!
Si hay un poeta maldito, ese es Paul Verlaine. Precursor del Simbolismo y del Decadentismo, es quizás el más auténtico escritor impresionista y el gran poeta francés del XIX junto a Victor Hugo.
A los siete años se instaló en París donde llegó a ser empleado del ayuntamiento, publicando su primer libro a los veintidós años, Poemas saturnianos (1866). Se trata de un poemario en que se descubre la influencia de Baudelaire o Hugo en los poemas más tempranos, mientras en los posteriores muestran su personal estilo de poeta refinado, secreto y confidencial, tamizado con ese poso angustiado que encuentra en cualquier experiencia o mirada. La referencia a Saturno procede de la astrología renacentista según la cual el planeta regía los temperamentos melancólicos, algo usual entre poetas.
Dividido en cuatro secciones, Poemas saturnianos refleja el lenguaje sutil y nebuloso de Verlaine: Melancolía, Aguafuertes, Paisajes tristes y Caprichos.
A Paisajes tristes pertenece el poema que nos acompaña: Chanson d'automne (Canción de otoño), unos versos que muestran la fusión entre el paisaje y los sentimientos, la melancolía y los recuerdos que se unen a la tristeza del otoño.
Cabe reseñar la anécdota que las dos primeras estrofas de este poema fueron utilizadas por los aliados para comunicar a la resistencia francesa del inicio del desembarco en Normandía.
Algo olvidado en la actualidad, Reynaldo Hahn Etxenagusia nació en 1874 en Caracas de padre judío alemán y madre venezolana de origen vasco. Con tres años su familia se trasladó a París donde el pequeño Reynaldo Hahn demostró sus dotes de niño prodigio. Con el paso del tiempo fue pianista, cantante, compositor, coreógrafo, crítico musical y director de orquesta. Autor de muchos ballets, operetas, comedias musicales e incluso bandas sonoras, en la obra de Hahn destacan especialmente sus canciones.
Nacionalizado francés en 1909 participó como voluntario en la Gran Guerra, aunque su ascendencia judía le valió la censura de los nazis en su trayectoria profesional durante la II Guerra Mundial, siendo nombrado tras la misma director de la Ópera de París. Amigo de Sarah Bernhardt y Marcel Proust -de quien fue amante-, Hahn era uno de los alumnos predilectos de Massenet y cuñado de Madrazo, llegando a vivir en Madrid durante un tiempo.
Continuador de la tradición musical francesa de la chanson, el equivalente galo del lied alemán, de entre sus composiciones destaca el ciclo Chansons grises editado en 1893 sobre poemas de Verlaine.
La primera de las canciones del ciclo es la anteriormente mencionada Chanson d'automne que nos acompaña en el siguiente enlace interpretada por la mezzo-soprano Anne Sofie von Otter perteneciente a su disco Douce France de 2013.
Tras una crisis que le produjo el amor no correspondido con su prima Élise Moncomble, Verlaine alcanzó una breve estabilidad emocional con su matrimonio con Mathilde Mauté, que fue dramáticamente sustituido por sus relaciones con Arthur Rimbaud con quien viajó por Bélgica y Gran Bretaña. En julio de 1873 disparó a Rimbaud ante la amenaza de este de abandonarle. Tras pasar dos años en prisión, salió tras haber recobrado la fe en el catolicismo.
Poco antes del encuentro entre los dos poetas, Verlaine publicó Fiestas galantes (1869), una colección de veintidós poemas breves, coherentemente homogéneos, con paisajes y figuras que se mueven entre los trazos borrosos y difuminados del poeta. Aquí utiliza tipos de la Commedia dell arte italiana, la pintura de Tiépolo y recursos de la pintura galante francesa del siglo XVIII. Esta colección pasó sin pena ni gloria hasta pocos años antes de la muerte del poeta en que volvió a ser tomada en consideración por los lectores.
En sourdine (En sordina) es un poema inspirado en música en tono menor, con un ambiente calmado, tranquilo de versos heptasílabos, inspirado por la pintura de Watteau Assemblée dans un parc. El poeta pasea con su amante fusionado en la calma del día, transmitiendo la sensación de lo impreciso en que los personajes desaparecen, solo cuenta el espíritu, como cuando se empieza un viaje hacia la nada, quizás a un mundo desconocido, irreal, sin pensar, en el que no hay tiempo ni espacio. Al final encontramos la oscuridad de la noche y un ruiseñor que cantará a la desesperanza.
En Chansons grises, Reynaldo Hahn recopila siete poemas de Paul Verlaine extraídos de distintos poemarios y que reflejan, en esencia, el estilo y la temática del escritor maldito.
Las canciones que lo forman son:
Chanson d'automne
Tous deux
L'allée est san fin...
En sourdine
L'heure exquise
Paysage triste
En ellas, Hahn muestra su refinamiento y elegancia como compositor, el distanciamiento emotivo que defendía en el arte, así como la evocación de lugares y recuerdos que marcan la estética impresionista, logrando una fusión perfecta entre la música y la poesía de Verlaine.
En sourdine se muestra un ambiente que aún es de amor ligero no exento de frivolidad que irá desapareciendo en las composiciones siguientes.
La interpretación corresponde a una actuación en directo de Phillippe Jaroussky, quizás el mejor contratenor de la actualidad, acompañado al piano por Jérôme Ducros.
Fue el propio Paul Verlaine quien acuñó el término Poetas malditos, una denominación que se puede aplicar más a su persona que a los escritores a los que se refería. Su vida se vio marcada por el escándalo cíclico y continuo. Borracheras, peleas, amores prohibidos, condena y cárcel por intento de asesinato marcan su biografía desbaratando su interés por consagrarse como un poeta cristiano y un referente en la literatura.
Así, su obra ha sido objeto de un interés contradictorio e irregular entre el público por su personalidad inestable, independiente y controvertida. Poco duró ese efímero momento para un escritor que mientras crecía su fama caía en la más triste de las miserias, pasando el tiempo entre cafés y bares y el hospital, como refleja en obras como Mis hospitales y mis prisiones. En 1894 lo nombraron Príncipe de los Poetas, falleciendo demacrado y prematuramente envejecido dos años después con cincuenta y un años de edad.
Mucho antes, en 1869, en pleno proceso de romance con Mathilde, publica La buena canción, un libro que se puede considerar una particular crónica de su noviazgo, aunque no haya un relato de hechos o personajes. La obra se estructura en dos planos paralelos: los estados de ánimo por los que pasa el propio protagonista y el proceso que plantea el conflicto entre el bien y el mal, con una sutil referencia al paso del tiempo y su reflejo en las estaciones.
Ese proceso psicológico que va del entusiasmo por la declaración amorosa a la culminación de la relación, las dudas que producen la distancia y el reencuentro, junto con el debate moral ponen a Mathilde -a quien nunca nombra- en el eje sobre el que gira la obra, siendo su presencia una esperanza de salvación. El libro de desarrolla entre continuas oposiciones: ella y el bien frente a él, su pasado y sus continua recaídas; ambos como un único ser frente al mundo, como aislados en su amor como en un bosque oscuro.
En esta contradicción se desarrolla uno de los poemas más logrados y conocidos de Verlaine, L`heure exquise (La hora exquisita) que refleja ese entusiasmo amoroso, la serena melancolía que intenta capturar esos momentos que se saben irrepetibles. El poeta refleja la apacible quietud, la belleza de la naturaleza que sirve de nuevo como metáfora de sus propios sentimientos para definir y nombrar uno de esos momentos como la hora exquisita.
Poseedor de una hermosa voz, con frecuencia solía cantar Reynaldo Hahn sus composiciones acompañado del piano, siendo considerado una de las figuras destacadas del impresionismo musical junto con Debussy y Ravel.
De todas las canciones que forman el ciclo es, con toda seguridad L'heure exquise la más conocida y en la que la perfecta unión entre poema y música se acerca más a la perfección. Aquí, el acompañamiento crea un delicado ambiente con el uso de las prolongadas ligaduras en la melodía de la voz. Se cuenta la anécdota de que esta canción llegó a conmover tanto a Paul Verlaine que hizo le llorar de emoción.
La interpretación con la que despedimos este paseo y, a la vez, homenaje por la obra de Verlaine y Hahn tienen una lujosa interpretación. De nuevo es Phillippe Jaroussky, acompañado también al piano por Jérôme Ducros canta L'heure exquise en un concierto que se celebró en el Festival de Verbier en julio de 2009.
Bibliografía y webgrafía consultadas:
- Verlaine, Paul. Poemas saturnianos y Fiestas galantes. Ed. Hiperion, Madrid 2001.
- Verlaine, Paul. La buena canción.
- Verlaine, Paul. La bonne chanson.
Una exquisitez el tratamiento de Verlaine y la elección de sus canciones. Muestra tu vigilancia sobre la actualidad y el buen gusto de siempre. Gracias.
ResponderEliminarGracias, Urbano.
EliminarMe alegra que te haya gustado la publicación y hayas podido disfrutar de ese maridaje entre la poesía de Verlaine y la música de Hahn. También es un orgullo para mí que colabores tanto en la difusión de este blog.
Un fuerte abrazo :-)
Hola Miguel, como siempre tus escritos son un viaje llenos de emoción e imágenes muy bien acompañados de música que se disfruta en cada frase 😍 Un abrazo 🐾
ResponderEliminarMuchas gracias Rosa.
EliminarHay tanto bueno por ahí que es una pena que no se disfrute por no conocer obras que siempre tienen algo que contarnos.
Un fuerte abrazo :-)
Muy contado. Retrata a un compositor olvidado de Venezuela. Pocos lo conocen. Magnífica reseña.
ResponderEliminarGracias.
EliminarReynaldo Hahn es uno de las personalidades de la música que hay que rescatar, dar a conocer y poner en valor.
Un saludo.
Muchas gracias por la lectura! estoy por rendir mi ultimo año de la carrera de canto de cámara en la UNR y me toca cantar el ciclo de 7 canciones grises. Me sirvió mucho la información extra sobre el compositor y las traducciones de las canciones! Saludos desde Rosario- Santa Fe. Argentina!!!
ResponderEliminarGracias por el comentario, Nadia.
EliminarConfío en que todo salga bien. Me encantaría poder escuchar esa interpretación de Las canciones grises que estás preparando. ¿Será posible en algún momento?
Un saludo.