¿Cómo reaccionamos cuando perdemos de forma definitiva una persona a la que queremos? ¿Cómo actuamos o nos encontramos ante su ausencia?
Vivimos en una sociedad en la que la muerte se vuelve cada vez más invisible, en la que las personas mayores o enfermas salen de forma física de nuestra vida pasando a hospitales o residencias; en las que no hay espacio para la muerte, sino huecos que se ocupan rápidamente, como si mirando para otro lugar con este hedonismo que marca nuestra sociedad desaparecieran las ausencias. El dolor, el luto sólo se viven en la soledad, hacia adentro, obviando las muestras exteriores que, en otros momentos, llegaron a ser excesivamente largas y dolorosas.
Si unimos La Iliada de Homero con el final de Lucia de Lammermoor de Donizetti tenemos una visión del cambio que ha tenido con el paso del tiempo la respuesta que damos cuando nos enfrentamos con una ausencia definitiva en nuestras vidas.
Poco sabemos de Homero, el cantor de las primeras epopeyas griegas. Pese a las ocho biografías suyas que se publicaron antes de la época romana, no hay apenas coincidencia entre ellas ni en el tiempo en que vivió, que lo sitúan entre el siglo XXI y VI a. de C.; ni su lugar de nacimiento, que lo suponen en Esmirna, Chimé, Salamina, Argos, Cos, Rodas, Pilos, Atenas o Chíos, siendo esta última o Esmirna las que más aceptación tienen; ni su condición, aunque la mayoría coincide en que era un aedas ciego, un poeta errante que compiló una serie de narraciones que concluyeron con las dos grandes obras que se le atribuyen: La Iliada y La Odisea. Es la biografía escrita por Herodoto la más aceptada en la actualidad, quien da más pistas sobre su patria, su nombre y la causa por la que perdió la visión.
La Iliada narra, como sabemos, la guerra de Troya. Pero sólo se refiere a un episodio de la guerra, un intervalo de cincuenta y un días que se centran en la disputa de Aquiles con Agamenón, la cólera del primero y las terribles consecuencias.
Plagada de héroes, con un tono épico, sus más de quince mil versos hexámetros hacen desfilar a personajes como el ingenioso Ulises, Aquiles el de los pies ligeros, Agamenón, rey de los hombres, Ayax o Patroclo. Y por la parte de los troyanos, el gran héroe Héctor el del casco palpitante, Paris quien raptó a la divina Elena originando la guerra, hijos de Príamo. Mientras, los dioses debaten y toman partido por los beligerantes: Zeus, Hera, Apolo, Hefesto o Atenea, hasta que quien manda en el Olimpo, Zeus, ordena que ninguno tome partido en las acciones de los héroes.
El texto pertenece al Canto XXII en el que se narran los funerales con que se acompañan los restos mortales de Héctor, el principal de los guerreros e hijos del troyano Príamo quien ha sido abatido por Aquiles. Lo épico del momento se trasluce en las palabras con que Homero describe cómo se llevó a cabo tan luctuosa ceremonia.
Nuevamente vuelvo a traer al blog una pieza extraída de Lucia di Lammermoor, una de las obras que mejor retratan el espíritu del periodo belcantista y una de las obras más representativas de Gaetano Donizetti.
Si lo deseas puedes volver a oír el dramático e impactante sexteto de Lucia de Lammermoor en Dos retratos de mujer, Lucia y Eszter y la famosísima Escena de locura en La muerte de Virginia Wolf y Lucia di Lammermoor.
Según la estructura de la ópera romántica, la obra tenía que haber concluido con esta escena de la locura y muerte de Lucia, pero Donizetti se saltó esta norma no escrita y creó un último acto dedicado a matizar el personaje de Edgardo. Inmerso en su carácter romántico, el desesperado amante de Lucía es el protagonista del final de la ópera con su trágica aria Tu che a Dio spiegasti l'ali (Tú, que has dirigido tus alas hacia Dios). Quizás el hecho de que el personaje fuera estrenado por Gilbert Duprez, uno de los más famosos tenores de la época e inventor del Do de pecho, influyó en la decisión de dar algo más protagonismo a esta voz frente al que tenían en aquella época las sopranos, reinas indiscutibles de la ópera.
Esta última escena de la obra transcurre en el cementerio donde Edgardo, desesperado interpreta el recitativo y el aria de la escena Tombe degli avi miei (Tumba de mis antepasados) y Fra poco a me ricovero (Dentro de muy poco un olvidado sepulcro). Se oye acercar un fúnebre cortejo que le indica que Lucía ha muerto. Entonces entona la cabaletta, el aria adornada y brillante con que concluye la escena y, en este caso también la ópera. La primera parte de Tu che a Dio spiegasti l'ali concluye con Edgardo queriendo acabar con su vida. Raimondo y sus acompañantes intentan impedirlo sin éxito. La segunda parte viene precedida por los instrumentos de viento y el lamento del chelo y se canta con la misma melodía y la voz entrecortada del moribundo.
El enlace pertenece a una producción del Metropolitan Opera House de New York llevada a escena en febrero de 2009 y el rol de Edgardo está interpretado por el tenor polaco Piotr Beczala. En esta producción Mary Zimmerman lleva la ambientación a la época victoriana y en esta escena hace que se aparezca el fantasma de Lucia (una silente Anna Netrebko) a Edgardo como elemento dramático, algo que no está escrito en la obra, pero de una efectista e indudable carga romántica.
Si lo deseas puedes volver a oír el dramático e impactante sexteto de Lucia de Lammermoor en Dos retratos de mujer, Lucia y Eszter y la famosísima Escena de locura en La muerte de Virginia Wolf y Lucia di Lammermoor.
Según la estructura de la ópera romántica, la obra tenía que haber concluido con esta escena de la locura y muerte de Lucia, pero Donizetti se saltó esta norma no escrita y creó un último acto dedicado a matizar el personaje de Edgardo. Inmerso en su carácter romántico, el desesperado amante de Lucía es el protagonista del final de la ópera con su trágica aria Tu che a Dio spiegasti l'ali (Tú, que has dirigido tus alas hacia Dios). Quizás el hecho de que el personaje fuera estrenado por Gilbert Duprez, uno de los más famosos tenores de la época e inventor del Do de pecho, influyó en la decisión de dar algo más protagonismo a esta voz frente al que tenían en aquella época las sopranos, reinas indiscutibles de la ópera.
Boceto escenográfico de Adolph Mahnke para Lucia di Lammermoor. Ópera Estatal de Sajonia, Dresde 1937 |
Esta última escena de la obra transcurre en el cementerio donde Edgardo, desesperado interpreta el recitativo y el aria de la escena Tombe degli avi miei (Tumba de mis antepasados) y Fra poco a me ricovero (Dentro de muy poco un olvidado sepulcro). Se oye acercar un fúnebre cortejo que le indica que Lucía ha muerto. Entonces entona la cabaletta, el aria adornada y brillante con que concluye la escena y, en este caso también la ópera. La primera parte de Tu che a Dio spiegasti l'ali concluye con Edgardo queriendo acabar con su vida. Raimondo y sus acompañantes intentan impedirlo sin éxito. La segunda parte viene precedida por los instrumentos de viento y el lamento del chelo y se canta con la misma melodía y la voz entrecortada del moribundo.
El enlace pertenece a una producción del Metropolitan Opera House de New York llevada a escena en febrero de 2009 y el rol de Edgardo está interpretado por el tenor polaco Piotr Beczala. En esta producción Mary Zimmerman lleva la ambientación a la época victoriana y en esta escena hace que se aparezca el fantasma de Lucia (una silente Anna Netrebko) a Edgardo como elemento dramático, algo que no está escrito en la obra, pero de una efectista e indudable carga romántica.
Aunque con una peor calidad de la imagen y del sonido que llegan incluso a perder la sincronización, no me resisto a poner un enlace histórico de toda la escena última completa con el recitativo, el aria y la cabaletta. Se trata de una excelente interpretación muy matizada y belcantista de Alfredo Kraus en el mismo teatro en noviembre de 1982 con la dirección de Richard Bonigne.
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Hola Miguel.
ResponderEliminarSiempre espero con ansia tus post, perfectamente construidos y que nunca me defraudan, pero en este caso creo que te has superado. Unir la Ilíada y Lucia de Lammermoor, Homero y Donizetti, autores y obras separadas por varios siglos y que sin embargo, expresan el mismo dolor por la pérdida de un ser querido, ambas con la misma intensidad aunque con manifestaciones diferentes, me parece una idéa soberbia.
Gran post. ¡Te felicito!
Un abrazo :-)
Gracias Javier. Me alegra que te haya gustado. En realidad la calidad que tienen Homero y Donizetti hacen que todo sea fácil y encajen entre sí con un tema tan esencial como este.
ResponderEliminarUn abrazo :-)
Hola Miguel,
ResponderEliminarLa pérdida de un ser querido es algo que nos afecta a todos. Sin embargo es más flexible y dinámico este sentir en literatura y musicalmente a la hora de expresarlo. Por eso cuando has unido a Homero y Donizetti no puedo por más de admirarme por tu capacidad asociativa y por cómo sabes enlazar aspectos que guardan similitud de forma que de conjunto cobran un significado muy concreto.
De Homero he leído la Ilíada hace ya tiempo. Sé que él y los aedos tenían una gran repercusión en aquella sociedad y como piezas cantadas poéticas que representaban, éstas, llegaban al corazón del pueblo. Es muy significativa la épica y el sentimiento de la muerte aun en la sociedad griega en la que todavía no está presente la filosofía, sino que existe un movimiento ancestral entre el conocimiento oscuro que ofrecen los dioses del Olimpo y la mitología.
La pieza de Alfredo Krauss me parece sublime. Bueno, siento una gran devoción por Krauss desde que escuché la Traviata con quince años en el instituto.
Un post genial.
Un abrazo ;-)
Hola Marisa
ResponderEliminarGracias por tu comentario y los datos que aportas para enriquecer este post del blog. El texto de la Iliada es, como dices, anterior al florecimiento del pensamiento filosófico en Grecia, por lo que tiene un valor que ha persistido en las sociedades occidentales durante bastante tiempo. Quizás la comparación entre texto y música da más valor a ese concepto a lo largo del tiempo.
Como dices, la interpretación de Kraus es muy interesante, muy en su línea y estilo. Lástima que estas grabaciones son técnicamente inferiores a las que existen en la actualidad, pero aún así, podemos valorarlas y disfrutarlas.
Un abrazo :-)
Estupendo post. Es raro encontrar posts de hablen de cultura al más alto nivel. Hablar de Donizetti es hablar de la cultura musical lírica de envergadira. Lucía está inspirada en la novela de Walter Scott. Murió bastante joven. Tenía 51 años. Imaginemos todo que podría haber compuesto de haber vivido al menos 20-30 años más. Saludos.
ResponderEliminarLucia de Lammermoor es una de las obras cumbres de la ópera belcantista. Su escena de locura que finaliza con "Spargi d'amaro pianto" es antológica.
EliminarGracias por el comentario.